Razones para no denunciar
El miedo y el estado de ánimo suelen ser las principales razones para no hablar.
Por ejemplo:
- Miedo a amenazas y acciones negativas (represalias) contra el denunciante y su familia.
- Miedo a ser expulsado del equipo o a no ser seleccionado para una competición.
- Temor a meter a su entrenador en problemas.
- Miedo a que no le crean.
- Miedo a que otros compañeros no crean lo que dice.
Muchos adultos que trabajan en el deporte son apasionados, comprometidos y responsables. Desgraciadamente, algunos pueden abusar de su posición de confianza y poder en beneficio propio.
Puede ser muy difícil para los deportistas o jugadores, especialmente los niños, contarle a alguien que están sufriendo abusos y sólo se lo contarán a personas en las que confíen y con las que se sientan seguros.
A veces los abusadores sexuales utilizan ‘recompensas’ como dar atención especial, privilegios extra o regalos a ciertos deportistas o jugadores. Esto forma parte de un proceso llamado ‘grooming’ o ‘engaño de menores’. El miedo a perder estas recompensas es a menudo muy confuso para estos deportistas o jugadores y puede hacer que les resulte difícil entender que están siendo abusados o contárselo a alguien.
Los abusadores también pueden ‘engañar’ a los adultos que rodean a un deportista o jugador prometiéndoles oportunidades de viajar, dinero y fama. Así pues, puede resultar muy difícil para los deportistas o jugadores -que pueden ser niños o adultos jóvenes- saber qué hacer, ya que quieren que su familia se sienta orgullosa de ellos. Si le cuentan a alguien los abusos, es posible que su familia no les permita seguir practicando el deporte o no pueda pagarles para que compitan en él.
Es importante señalar que muchos niños abusados no hablan hasta que son adultos o puede que nunca hablen de sus experiencias. Los abusos sufridos en la infancia pueden tener efectos dañinos a largo plazo.
¿Cómo se puede reconocer un problema de salvaguarda?
La forma menos probable de enterarse de que un niño está siendo abusado es que él mismo lo cuente
Por lo tanto, es su responsabilidad estar alerta y reconocer e informar de los problemas de salvaguarda lo antes posible.
Algunos indicios de la posibilidad de abuso infantil son los siguientes:
Parece haber sufrido una lesión inexplicable.
Parece molesto sin motivo aparente.
Muestra cambios de comportamiento inexplicables.
Muestra respuestas inusuales o temerosas ante determinadas personas, como un entrenador, un directivo o un médico.