Monitoreo de carga de entrenamiento
Controlar la carga de entrenamiento de las deportistas es esencial para prevenir los efectos negativos del entrenamiento excesivo, como el sobreentrenamiento y las lesiones. Al cuantificar la carga de entrenamiento, los entrenadores pueden optimizar la adaptación de las deportistas y minimizar el riesgo de lesiones.
Un método común es la escala de Tasa de Esfuerzo Percibido (RPE), que proporciona una medida subjetiva de la carga interna de una deportista (Comyns y Hannon, 2018). Después de cada sesión de entrenamiento, se les pide a las deportistas en privado que califiquen qué tan dificultosa les resultó la sesión usando la escala RPE (Figura 4), para evitar posibles sesgos. Esta clasificación de RPE se multiplica por la duración de la sesión (en minutos) para calcular una puntuación de carga de entrenamiento. Este método simple pero efectivo ayuda a los entrenadores a monitorear y ajustar el entrenamiento para adaptarse mejor a las necesidades de cada deportista.
La tecnología del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) también se puede utilizar para monitorear la carga de entrenamiento, siempre que estos dispositivos estén disponibles. El GPS permite el seguimiento tanto del volumen como de la intensidad del entrenamiento midiendo métricas como la distancia total recorrida, las carreras de alta velocidad, las distancias que se cubrieron con sprints y la velocidad máxima.
Para que estas métricas sean más relevantes para cada deportista, se pueden aplicar umbrales de velocidad relativa. Se ha demostrado que este enfoque individualizado ofrece información valiosa sobre la carga de entrenamiento de una deportista, lo que ayuda a optimizar el rendimiento y minimiza el riesgo de sobreentrenamiento (Halson, 2014).
Conclusión
Desarrollar una calidad de movimiento efectiva es esencial para mejorar el rendimiento deportivo y minimizar el riesgo de lesiones, especialmente en deportes como el rugby. Al enfatizar las habilidades fundamentales de movimiento, la estabilidad, la locomoción, la manipulación y la coordinación, las jugadoras pueden construir una base sólida que respalde movimientos más complejos y específicos del deporte. Además, la implementación de entradas en calor estructurados, técnicas de preparación efectivas y herramientas de monitoreo, como cuestionarios de bienestar y evaluaciones de la carga de entrenamiento, ayuda a garantizar que las jugadoras estén preparadas física y mentalmente para las demandas de su deporte. Los entrenadores juegan un papel vital en la promoción de estos principios, lo que en última instancia conduce a un entrenamiento más seguro y eficiente y a un mejor rendimiento general en el campo.