Los riesgos personales

  • El ejercicio regular es beneficioso para su sistema inmunológico. El ejercicio prolongado de alta intensidad puede debilitar el sistema inmunitario, particularmente cuando la persona no está acostumbrada a ese nivel de actividad. Por lo tanto, en los deportistas existe una susceptibilidad potencialmente mayor a la infección por COVID-19. Este riesgo es probablemente pequeño y aplicando un enfoque práctico mediante el cual los jugadores no excedan la carga de entrenamiento normal, ellos no deberían tener un riesgo mayor que la población que no hace ejercicios.
  • Aquellos que padecen enfermedades subyacentes tales como enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, diabetes y algunas formas de cáncer, parecen estar afectadas más gravemente por el COVID-19. También lo son los adultos mayores (>60) y los que son muy obesos (IMC 40+). La etnia también parece ser un factor: en el Reino Unido gente Negra, Asiática y de minorías étnicas han tenido más probabilidad de sufrir resultados adversos después de una infección de COVID-19 que el resto de la sociedad. Tendencias similares se están comprobando en los EEUU.
  • Los deportistas sin condiciones subyacentes no forman parte del grupo vulnerable pero los miembros del hogar pueden serlo y esto debe ser tenido en cuenta cuando se establezcan las personas que están en riesgo en el retorno al entrenamiento y partidos.
  • Los jugadores que han sufrido una infección por COVID-19 deben autoaislarse durante 7 días y no realizar ningún tipo de ejercicio durante 14 días o hasta que desaparezcan los síntomas (1). Cuando los síntomas se hayan estabilizado deben consultar al médico del equipo o el médico de atención primaria para obtener el alta para retornar a la actividad.
  • La información de China e Italia muestra que hasta el 20% de los hospitalizados tienen afecciones cardíacas: se cree que probablemente sea miocarditis (inflamación del músculo cardíaco). Es posible que se requiera un examen Cardiológico Especializado después de una hospitalización prolongada (6–8).
  • Si comenzar a hacer ejercicios después de la infección por COVID-19 le genera preocupación, usted debe hablar con el médico de su equipo o con el médico de atención primaria.
  • Es importante tener en cuenta que los equipos médicos y los jugadores deben trabajar juntos para determinar todos los factores adicionales que pueden completar el riesgo general para el jugador. Se recomienda tener un registro formal de riesgos para registrar formalmente estos factores que debe incluir.
    • Cualquier problema de salud del jugador como asma o alergias.
    • Registro de infección por COVID-19, la necesidad de seguimiento cardiológico o respiratorio y el impacto que esto puede tener al retorno al deporte.
    • Si el jugador vive con personas vulnerables o protegidas.
    • Si el jugador vive con algún trabajador de vanguardia o de atención primaria.