Shock
El shock clínico es una condición médica que es mucho más grave que el shock emocional general que una persona pueda sufrir cuando sea testigo o esté involucrada en un accidente menor de tránsito.
Para funcionar normalmente, los órganos necesitan suficiente presión sanguínea (presión de perfusión) para mantener la sangre fluyendo por ellos para entregar oxígeno y otros nutrientes. Si esa presión se cae, los órganos no pueden trabajar correctamente. En el campo de juego esto puede deberse a:
- Que no circule suficiente sangre o fluido en la circulación (más comúnmente debido a sangrado: shock hemorrágico).
- Causas no hemorrágicas de shock:
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- Insuficiencia térmica (cardiogénico),
- acumulación de presión en la cavidad pleural que provoca una presión sobre las grandes venas (neumotórax a tensión)
- Una lesión de la médula espinal que interrumpe el suministro nervioso que normalmente contrae las arterias para soportar la presión sanguínea. Por lo tanto, se dilatan y la presión arterial desciende (shock neurogénico).
- Respuesta inflamatoria abrumadora a una infección que provoca vasodilatación periférica, redistribución de líquidos y reducción de la circulación central (shock séptico).
- una respuesta inflamatoria abrumadora a un alérgeno que provoca vasodilatación periférica y filtración de las membranas capilares, lo que da lugar a edema, hinchazón de tejidos blandos y una reducción significativa de la circulación central (shock anafiláctico).
La pérdida de sangre y el shock hemorrágico es mucho más común que otras causas de shock. La diferencia fundamental entre estos es que en el shock hemorrágico no hay suficiente sangre en la circulación. En consecuencia, puede haber confusión mental del paciente a partir de que el cerebro no funcione correctamente o de que el herido pueda sentirse débil debido a la baja presión sanguínea.
RECUERDE QUE LA CONMOCIÓN CEREBRAL ES UNA CAUSA MÁS COMÚN DE CONFUSIÓN QUE EL SHOCK.