Enfermedad por el calor

Enfermedades menores por el calor

La enfermedad menor por calor es una elevación en la temperatura central por encima de lo normal, pero menos de 40 grados C. Los pacientes con esta afección a menudo tienen síntomas leves y es importante que el médico mantenga un alto índice de sospecha.

Signos y síntomas

Los pacientes con enfermedad por calor suelen desarrollar calambres musculares. Estos pueden ser de naturaleza grave y con frecuencia afectar grandes grupos musculares como los cuádriceps, isquiotibiales o musculatura de la pared abdominal.

Las personas con enfermedad por calor también pueden estar hinchadas y edematosas aunque esta característica no estará siempre presente.

A medida que la enfermedad progresa, el paciente probablemente empezara a hiperventilar en un intento por maximizar la pérdida de calor y puede desarrollar un espasmo carpopedal.

La vasodilatación es otro mecanismo compensatorio para maximizar la pérdida de calor, esto puede dar lugar a la acumulación periférica de sangre, con una presión de hipotensión relativa (shock distributivo), lo que hace que el paciente se sienta mareado y puede causar un síncope.

Si no se reconoce o se trata inadecuadamente estas personas se agotarán y pueden progresar a enfermedad por calor grave.

Tratamiento de las enfermedades menores por el calor

Es importante intervenir antes que el paciente progrese a una enfermedad por calor más grave.

El jugador debe ser trasladado a un ambiente fresco y no se le debe permitir que continúe su actividad deportiva.

Puede ser necesario tomar medidas para enfriar activamente el paciente. Estas medidas pueden incluir abanicarlo y rociarlo con agua tibia. Se debe evitar rociarlo con agua helada ya que esto puede provocar vasoconstricción periférica y por lo tanto un aumento paradójico de la temperatura central.

Líquidos fríos IV pueden ser útiles en algunos casos, sobre todo en los casos en que los calambres son un problema.

Enfermedades por calor graves

Las enfermedades graves por calor son emergencias médicas serias con una tasa de mortalidad cercana al 10%. Es fundamental que esta condición sea reconocida en forma temprana y manejada adecuadamente. Un paciente con una enfermedad grave por calor tendrá una temperatura central de ~ 40 grados C o superior. También habrá características neurológicas, así como problemas multi-sistema.

Tenga en cuenta, que en el entorno pre hospitalario puede ser difícil obtener una temperatura central precisa. Puede existir una diferencia entre la temperatura central y la periférica y entonces la temperatura periférica no debe ser tenida en cuenta para el diagnóstico. Si un paciente tiene fiebre y tiene los signos neurológicos que se indica más abajo, entonces es más seguro suponer que tiene una enfermedad de calor grave y tratarla como tal.

Según avanza la enfermedad, puede haber disfunción celular catastrófica, inflamación, colapso y en última instancia, se puede producir la muerte.

Signos y síntomas

En las primeras etapas, los pacientes se confunden y están irritables, pero esto puede progresar rápidamente a derrumbarse con reducción del nivel de consciencia, convulsiones y posteriormente una postura de descerebración.

La manifestación neurológica exacta puede variar entre las personas y cualquier anormalidad neurológica debe ser tomada seriamente.

El paciente también será taquicárdico y taquipnéico. Probablemente también sufra hipotensión si la condición se deteriora.

Si no se trata, es probable que sobrevenga un paro cardíaco.

Está fuera del alcance de este texto discutir el efecto sobre los sistemas renales, hepáticos o hematológicos del paciente, o una discusión más detallada sobre los efectos en los sistemas cardiovascular y respiratorio.

Tratamiento de Enfermedades por calor graves

El reconocimiento temprano es vital y tan pronto como se sospeche el diagnóstico, el jugador debe ser enfriado activamente, mientras se hacen arreglos para trasladar lo antes posible a la persona a un Departamento de emergencias adecuado.

El jugador debe ser llevado a un ambiente fresco. Una evaluación del paciente de acuerdo con el sistema ABCDE habitual debe hacerse mientras se esté realizando cualquier intervención necesaria. Se debe suministrar oxígeno de alto flujo a través de una máscara sin retorno. Se debe establecer el acceso intravenoso y administrarse líquidos por vía intravenosa.

El paciente debe ser rociado con agua tibia y abanicado. Se pueden aplicar compresas de hielo en los puntos del pulso, en axilas, ingle y cuello.

El traslado rápido a un centro de urgencias apropiado con una adecuada llamada previa de alerta es un paso vital en el manejo del paciente. El paciente es probable que requiera la atención en una unidad de cuidados intensivos.

Si un paciente tiene convulsiones, éstas deben ser manejadas con precaución con benzodiazepinas por vía bucal, intravenosa o rectal. El médico debe tener en cuenta la posibilidad de una depresión respiratoria y estar en condiciones de manejarla adecuadamente si fuera necesario.

Los antipiréticos (paracetamol y fármacos antiinflamatorios no esteroides) no son eficaces en la reducción de la temperatura originada en un golpe de calor.