Miembros inferiores

Lesiones en el fémur

Las fracturas femorales son relativamente poco comunes en el deporte, pero vienen con un riesgo asociado de morbilidad y ocasionalmente mortalidad. Se requiere una fuerza significativa y pueden producirse fracturas en el cuello femoral, el eje o el fémur distal. Las fracturas pueden ser abiertas o cerradas, con un riesgo significativo de pérdida de sangre y el potencial para un shock hemorrágico. Inmovilización y reanimación adecuada son por lo tanto importantes.

Lesiones en el muslo

Las contusiones en el muslo son lesiones muy comunes en el deporte, sobre todo en deportes de contacto y colisión. Brooks y otros (2005) demostraron altas tasas de incidencia de hematomas en el muslo en partidos de Rugby (8 lesiones/1000 hrs). La lesión en el muslo anterior es más común y un traumatismo directo en el grupo muscular del cuádriceps puede dar lugar a una contusión de diversos grados de severidad. Si bien la mayoría se recupera espontáneamente sin complicaciones, se han reportado casos de síndrome compartimental después de un traumatismo directo en el muslo en el deporte (Colosimo e Ireland, 1992).

Lesiones en la rodilla

Luxación de rodilla y lesiones en múltiples ligamentos

Las lesiones de ligamentos de rodilla son lesiones muy comunes en el deporte, especialmente en deportes de contacto y colisión. Brooks y otros (2005) demostraron altas tasas de incidencia de esguinces del ligamento colateral medial en partidos de Rugby (3,1 lesiones/1000 hrs) y un alto índice de gravedad con lesiones del ligamento cruzado anterior (258 días ausente del deporte en promedio). Mientras que las luxaciones de rodilla documentadas son poco comunes en el deporte, las lesiones multi-ligamentarias no lo son y una rodilla luxada puede reducir espontáneamente en el momento de la lesión. Por lo tanto, las lesiones multi-ligamentarias deben manejarse como luxaciones hasta que se demuestre lo contrario. Las lesiones multi-ligamentarias de rodilla son comúnmente asociadas con complicaciones neurovasculares tales como arteria poplítea, nervio peroneal común o lesiones del nervio tibial (Johnson y otros, 2008) y la buena gestión prehospitalaria es vital.

Lesión a la arteria poplítea

Los estudios han demostrado que la incidencia de la lesión de la arteria poplítea asociada con una rodilla luxada es del 32% (Treiman y otros, 1992). La arteria poplítea es susceptible a las lesiones ya que está atada de manera proximal a medida que emerge desde el hiato aductor y distal en el arco tendinoso del sóleo. Un mecanismo de luxación anterior de rodilla por lo general produce una lesión de estiramiento de la arteria con pequeños desgarros intimales. Las luxaciones posteriores son más probables que resulten en la interrupción completa de la arteria. Estudios cadavéricos encontraron que más de 50º de hiperextensión resultaron en una ruptura de la arteria poplítea (Kennedy, 1963).

Es conveniente hacer un poco de historia para entender el mecanismo de la lesión. La rodilla puede no tener ninguna deformidad debido a la reducción espontánea. Se debe hacer una evaluación del estado neurovascular y documentarlo. Si hay una deformidad evidente en la articulación de la rodilla, debe reducirse inmediatamente con una analgesia adecuada, utilizando tracción longitudinal. La evaluación del estado neurovascular debe llevarse a cabo antes y después de la reducción. El miembro debe ser entablillado y se debe preparar correctamente al jugador para su transferencia al centro de atención definitiva con la documentación y comunicación adecuada con el hospital de recepción.

Se deben realizar exámenes seriales por lo menos cada 4 a 6 horas durante 48 horas para detectar complicaciones de desarrollo tardío como el síndrome de compartimiento y trombosis de la arteria poplítea (Wascher, 2000). Nicandri y otros (2010) presentaron datos indicando que un solo examen inicial de pulsos no es suficiente para descartar una lesión vascular quirúrgicamente significativa. Presentan un caso de estudio de un jugador que se presentó inicialmente con exámenes de pulsos normales, pero más tarde desarrolló una isquemia distal que llevó a la amputación de la extremidad. Ellos proponen que mediante el uso de un protocolo basado en la evidencia, la incidencia de un retraso en el diagnóstico de la lesión vascular puede ser reducida. Los protocolos basados ​​en la evidencia incluyen una palpación inicial de pulsos pedios y al menos uno de los siguientes: angiografía, ecografía dúplex, índices braquial del tobillo o examen físico documentado repetido durante un periodo de observación de un mínimo de 24 horas.

Lesiones al nervio peroneo

El peroneo común es el nervio periférico más frecuentemente lesionado con una incidencia de 25% a 35% asociada a la luxación de rodilla (Johnson y otros, 2008). El mecanismo de la lesión en el nervio peroneo común suele ser cuando la rodilla está en un estrés en el varo y están, por tanto, comúnmente asociadas con lesiones de rodilla en el rincón posterolateral (LaPrade y Terry, 1997). La localización superficial, ya que se envuelve alrededor del peroné, junto con la inmovilidad relativa del nervio hace que sea susceptible a las lesiones.

Una evaluación neurovascular del miembro debe incluir, pulsos periféricos, tiempo de llenado capilar y si el tiempo lo permite, durante el examen secundario una evaluación de déficits motores o sensoriales. La función motora del nervio peroneo superficial se prueba mediante la eversión activa del pie. La parte motora del nervio peroneo profundo se prueba al pedirle al jugador una flexión dorsal del pie y que extienda los dedos de los pies. La rama superficial del nervio peroneo común proporciona sensibilidad a la cara lateral de la parte inferior de la pierna y el dorso del pie. La rama peroneal profunda proporciona inervación sensorial al primer espacio de la membrana interdigital dorsal.

Lesión al nervio tibial

La lesión del nervio tibial es mucho menos común que la lesión del nervio peroneo común. Wascher y otros (1997) informaron cinco casos de lesión del nervio tibial asociada a luxación de rodilla. El examen de la función motora puede mostrar toda la fuerza en el sóleo, gastrocnemio y el bíceps femoral, pero la debilidad del tibial posterior, flexor largo de los dedos y flexor largo del dedo gordo y corto puede estar presente debido a que su inervación es distal a la rodilla. Pueden registrarse cambios en la sensibilidad en el dorso del pie.

Las lesiones neurovasculares son comúnmente asociadas con luxación de rodilla y lesiones multi-ligamentarias en la rodilla. Es importante que la evaluación temprana y el manejo de estas lesiones sea el adecuado para reducir el potencial de consecuencias importantes.