Resumen

La evaluación y tratamiento de un jugador gravemente lesionado o enfermo requiere una evaluación rápida de las lesiones o enfermedades y la iniciación de la atención adecuada de cuidado de vida o de miembro en un entorno seguro. La evaluación del estado de la circulación del jugador es parte del examen inicial. Es fundamental, el uso de este enfoque sistemático, reconocer tempranamente los signos de un shock y si fuera hemorrágico intentar detener o frenar el sangrado mientras se traslada al jugador al Departamento de emergencias para una atención más definitiva.

En un jugador en shock idealmente debe obtenerse el acceso intravenoso o intraóseo, pero esto no debería retrasar el traslado ya que esto se puede realizar en el camino. La reanimación con fluidos intravenosos está determinada por la presencia o ausencia de pulso radial o de presión arterial sistólica y sólo se administra en bolos líquidos de 250 ml, seguido de una nueva evaluación. Otras medidas, por ejemplo, aplicación de una faja pélvica o inmovilización de fracturas de huesos largos, debe llevarse a cabo si corresponde.