Recuperación activa

La recuperación activa es esencialmente lo que tradicionalmente se denomina “vuelta a la calma”. Si bien esto ha sido inculcado al deportista desde joven hasta adulto, la investigación disponible sobre cómo puede mejorar la recuperación es limitada. La recuperación activa generalmente implica un período de ejercicios de baja intensidad después de un partido o entrenamiento. La teoría detrás de esto es que la contracción y relajación de los músculos durante el ejercicio de baja intensidad actúa como una bomba que mejora el flujo sanguíneo (Joyce y Lewindon 2014). La mejora del flujo sanguíneo puede ayudar a llevar nutrientes a los músculos y eliminar los productos de desecho acumulados durante el ejercicio. También existe la teoría de que la recuperación activa puede ayudar a un jugador a relajarse y amortiguar los niveles elevados de activación que se producen en un partido o sesión de entrenamiento (Harrington 2016). Esto podría ser útil para promover el sueño y la relajación después de la actividad y, como se mencionó anteriormente, es extremadamente importante para la recuperación. El ejercicio de baja intensidad asociado con la recuperación activa puede consistir en cualquier tipo de actividad. La recuperación activa incluso puede ser una buena manera de incorporar al entrenamiento más destrezas específicas del rugby como el pase. El estiramiento generalmente se completa como parte de la recuperación activa. Una combinación de estiramientos dinámicos y estáticos post ejercicios puede ser una parte útil de una recuperación activa para promover un mayor rango de movimiento en las articulaciones.