Velocidad máxima

Si bien la capacidad de aceleración es probablemente la fase más importante de la velocidad a enfocar en el rugby, hay momentos durante el partido que requieren la habilidad de alcanzar la velocidad máxima (Rumpf y otros, 2016). La velocidad máxima verdadera es la velocidad más alta posible y se alcanza generalmente después de 30 metros para los jugadores de deportes de equipo (Kale y otros, 2009). Si bien esto puede ser más relevante para los backs externos (Deutsch y otros, 2006), puede ser importante que todos los jugadores completen el entrenamiento de máxima velocidad. Por ejemplo, el jugador A tiene una velocidad máxima más alta que el jugador B. A velocidades de carrera submáximas el jugador B estará más cerca de su velocidad máxima en comparación con el jugador A. Esto significa que el jugador A utilizará menos esfuerzo en los niveles submáximos porque tiene una velocidad máxima más alta y por lo tanto es más eficiente a velocidades submáximas. También es importante completar el entrenamiento de velocidad máxima desde el punto de vista de la prevención de lesiones. Durante las carreras a velocidad máxima la velocidad de rotación de las extremidades y las contracciones musculares son extremadamente altas y esto supone un gran estrés para el cuerpo (Jeffs, 2014). Los preparadores físicos deben entrenar la velocidad máxima para que los jugadores puedan acostumbrarse a las demandas específicas del cuerpo y para tratar de reducir el riesgo de lesiones. Cuando el jugador está en la fase de velocidad máxima de sprint el tronco estará más erguido y tanto la relación del paso como su longitud contribuirán a la velocidad (Bompa y Haff, 2009). La velocidad del jugador estará determinada por la cantidad de fuerza que el jugador pueda poner en el suelo en el momento mínimo de contacto del pie con el suelo en el sprint máximo (Bompa y Haff, 2009). El pie debe contactar el suelo directamente debajo o apenas delante del centro de masa del jugador. Si el jugador da demasiados pasos y el pie está delante del jugador, se aplicará una fuerza de frenado mucho mayor al jugador y no alcanzará la velocidad más alta que podría. La triple extensión de la cadera, rodilla y tobillo impulsan al jugador hacia adelante y luego estas articulaciones se flexionan para sacar la rodilla adelante del jugador para prepararse para el próximo contacto con el suelo. El talón debe estar cerca de los glúteos, ya que la pierna se recupera para el próximo golpe con el suelo, como se muestra en la imagen que sigue, para permitir un rápido reposicionamiento de la pierna para el próximo contacto del pie con el suelo (Bompa y Haff, 2009).